jueves, 24 de noviembre de 2016

Pongamos tasas a las bebidas azucaradas para no amargarnos la salud



Con la disponibilidad de alimentos que tenemos a nuestro alcance es muy fácil consumir demasiado azúcar, sea de forma consciente o no. Porque cuando hablamos de azúcares simples no debemos ceñirnos sólo al azúcar de mesa, los dulces o los pasteles sino que también debemos tener presente el que existe oculto en otros alimentos como salsas de tomate, kétchup, galletas, helados, cereales de desayuno, bollería industrial, chocolates, cacao en polvo, conservas, aperitivos, embutidos, yogur y lácteos. Para más información consultad en otra entrada de este blog, Ah! pero si tuviéramos que señalar algún alimento como fuente de azúcar señalaría sin dudar a las bebidas azucaradas (isotónicas, zumos y refrescos azucarados) cuyo consumo va en aumento de forma especialmente preocupante entre los niños y adolescentes.


Desde un punto de vista nutricional no es imprescindible el azúcar sencillo de la dieta. En las nuevas directrices sobre la ingesta de azúcares de la Organización Mundial de la Salud se recomienda reducir el consumo de azúcares libres, tanto en adultos como en niños, a menos del 10% de la ingesta calórica total (recomendación firme). Pero además añaden una recomendación condicional que es bajar del 5% de la ingesta energética total si se pretenden conseguir beneficios adicionales para la salud.

Para una dieta tipo de 2000 kcal esto significaría menos de 50 g en el primer supuesto (10%) y  menos de 25 g de azúcar (5%) simple para conseguir un bonus extra de salud.

Por ello, reducir el consumo excesivo de azúcares puede suponer un fuerte impulso parar la epidemia de la obesidad y la diabetes, aunque no sólo requiere de la voluntad individual sino que por parte de los países se establezcan planes de acción globales que comprendan la instauración de impuestos sobre las bebidas azucaradas, la restricción de la comercialización de los productos azucarados a los niños y la educación de los mismos en este sentido.
Acceder al informe resumen

Según recoge el informe: Fiscal policies for diet and prevention of noncommunicable diseases: technical meeting report, de OMS (2016), una tasa del 20% sobre las bebidas azucaradas puede conducir la reducción de su consumo de un 20% aproximadamente, además de prevenir la obesidad y la diabetes. Y si además se acompañara de un subsidio para que las frutas y hortalizas frescas redujeran sus precios en un 10-30%, se potenciaría el consumo de las mismas sin lugar a dudas. 

Varios países han adoptado medidas fiscales para proteger a las personas de los productos que perjudican la salud. Por ejemplo, México introdujo en 2014 un impuesto especial sobre las bebidas no alcohólicas con azúcares añadidos de un peso por litro de refresco, lo que significó un aumento del 10% en el precio de venta al público. Un reciente artículo en el BMJ, estimó que tras la tasa, la compra de estas bebidas disminuyó un 6% aproximadamente, llegando al 12% en el último mes medido (diciembre de 2014). También Hungría, desde 2012, grava los productos envasados con alto contenido en azúcares, sal o cafeína. Cómo podéis ver medidas de lo más interesante.

Estas medida favorecerían con mayor intensidad a las poblaciones vulnerables, como los consumidores de bajos ingresos, ya que son más sensibles a los precios. En el estudio mexicano aludido el promedio de disminución de compras en los hogares de nivel socioeconómico bajo el promedio de disminución fue del 9% llegando al 17% en diciembre de 2014. Esto se puede interpretar como que en términos de salud obtendrían un mayor provecho de los cambios en los precios relativos de los alimentos y bebidas. Basta recordar que la obesidad tiene una mayor prevalencia en estos estratos socioeconómicos.

Sin embargo, se debe trabajar desde el ámbito educativo la rehabilitación del agua (nada tan simple como saludable) como la bebida por excelencia. Paradójicamente, el agua ha perdido su lugar de primaria y cualquier campaña para conseguir que la busquemos como primera fuente de hidratación será muy bienvenida. Las escuelas son un entorno clave para enseñar a los niños una hidratación saludable y formar comportamientos positivos a largo plazo para el consumo de bebidas. 

Acceder a la revisión.

Las intervenciones basadas en la escuela pueden llegar a grandes grupos de niños de todas las clases sociales, y los mensajes aprendidos pueden llevarse a casa a las conductas de impacto en la familia y en otros lugares. Como los niños a menudo consumen al menos una comida o refrigerio durante el día escolar, la promoción de opciones saludables de bebidas en estas comidas puede reforzar su conocimiento y comportamiento nutricional saludable. En este sentido, tener una política de nutrición escolar saludable parece ayudar a reducir el consumo de bebidas refrescantes con azúcar. Una revisión de estrategias en el ámbito escolar revisa los tipos de acciones, el número y los componentes que pueden hacer más exitosas las actividades para estimular el consumo de agua como bebida principal. En el texto han categorizado los componentes clave para la acción según sean educacionales, del entorno o parentelas, o bien modelos mixtos o multi-componente evaluando el rango de intervenciones  diversas a realizar. Desde aquí podéis acceder a ella.






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