miércoles, 24 de junio de 2015

¡Que cunda el ejemplo!


Tras la convulsa cita electoral hemos visto como alcaldesas y alcaldes han ocupado tanto los asientos municipales como las portadas de los informativos. Los ediles han sido noticia por diversos motivos y, si me apuráis, algunas “no noticias”. Por ejemplo, se ha magnificado el hecho de que el recién escogido alcalde de mi ciudad ha llegado a su nuevo trabajo en bicicleta. Y digo que esto es una NO noticia porque el, sencillamente, ha hecho de forma coherente lo que durante cuatro años ha estado haciendo: ir al ayuntamiento en bici. La noticia hubiera sido que el nuevo alcalde de Valencia hubiera abandonado su bicicleta por la vara de mando (mala pero noticia al fin y al cabo).




A propósito del transporte activo me viene a la memoria el excelente post que el Dr. López Heras 2.0 subió hace poco sobre a la posición correcta que se debe procurar al ir en bicicleta para evitar lesiones y dolores ¡Lectura productiva! 

Y los compañeros sanitarios acertarían en leer el contenido de esta breve pero interesante revisión que recoge de forma sintética los argumentos principales para disipar mitos comunes sobre actividad física y salud recopilada por Emilio Salguero que representó al grupo de actividad física en el reciente Congreso semFYC Gijón 2015 y que el blog del grupo de Educación sanitaria y Promoción de la Salud – PAPPS nos presenta en su entrada de esta semana.

Pero llegan los rigores del verano, 92 días con sus noches, en los que la práctica de actividad física debe tener en consideración las condiciones atmosféricas. He aquí algunas recomendaciones que pueden ser útiles para evitar algunas sorpresas en la práctica de actividad física.


Atención a la temperatura ambiental. Cuando el entorno es caluroso se produce una vasodilatación periférica (vamos que nos ponemos colorados) y la presión arterial disminuye produciéndose además el aumento de sudor, el cuerpo quiere refrescar la piel a toda costa para bajar la temperatura corporal y evitar que esta suba en exceso (hipertermia). Las personas obesas y las menudas deben tener mayor cuidado por tener mayores limitaciones a la hora de disipar el exceso del calor. 

Recordar: Elige las horas más frescas del día, busca lugares sombreados, modera los esfuerzos y utiliza un vestuario adecuado (colores claros, fibras traspirables). Protégete del sol y por supuesto antes, durante y tras el ejercicio, hidrátate.

Humedad ambiental. Si el ambiente es caluroso, estamos pensando en términos de verano, y existe elevada humedad, el vestuario deberá facilitar la evaporación del sudor y una abundante hidratación será clave para evitar problemas. Recuerda que estas condiciones nos pondrán en aprieto para enfriarnos (disipar la temperatura corporal) porque la evaporación del sudor se ve dificultada.

Viento.  El viento presenta efectos mecánicos y térmicos. Los mecánicos consisten en la alteración del coste energético de las actividades realizadas bajo su influjo, dificultándolas o favoreciéndolas. Respecto a los efectos térmicos, se debe tener en consideración que potencia la convención facilitando el calentamiento o enfriamiento, incrementando la evaporación y favoreciendo el enfriamiento de la superficie corporal. Si el aire es caliente pospón el entrenamiento.

Radiaciones solares. Recuerda protegerte del sol. Utiliza gorras y prendas de vestir adecuadas y productos fotoprotectores para las zonas expuestas, sin olvidar unas gafas de sol que han de ser con filtro.

Y ahora espero que nuestros gobernantes sigan estimulándonos con su ejemplo a tener hábitos más saludables, pero sobre todo que procuren entornos que nos hagan fácil elegir las alternativas que promuevan un mayor grado de salud. Va por ti Joan Ribó, alcalde de Valencia, persevera en este “compromiso” con nuestra ciudad, contigo mismo y con la ecología. Estoy seguro que tu actitud será seguida por muchos en esta capital que reúne por geografía y clima todos los ingredientes para tan activo desplazamiento. ¡Es un buen momento para que cunda el ejemplo!

viernes, 12 de junio de 2015

Parecidos sorprendentes: Cigarrillos y patatas


Parece sorprendente la de semejanzas que podemos encontrar en cosas que parecen muy lejanas. ¿Tan lejanas como un cigarrillo y una patata? Bueno, con un buen esfuerzo todo puede arreglarse. Para este ejemplo, tabaco y patatas, podríamos argumentar que sus progenitores vegetales comparten familia vegetal, nicotiana tabacum y solanum tuberosa. Pero a parte de ello, lo que más me llamó la atención es la existencia de una sustancia relacionada con el tabaco incluida en el catálogo de sustancias tóxicas de la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) americana: la acrilamida. La acrilamida es un componente del humo de tabaco. La exposición a la acrilamida puede ocurrir respirando humo de segunda mano (o ¿deberíamos decir de segunda boca?)  Así que es importante evitar fumar en lugares cerrados como por ejemplo en su casa o automóvil para limitar la exposición de los niños y de otros miembros de la familia.

Lo del humo de segunda mano no es ninguna tontería. Se calcula que en España pueden morir alrededor de 5000 personas al año por el tabaco ¡Aunque no fumen! No es de extrañar si nos atenemos al Informe del Director Nacional de Salud (Surgeon General) de los Estados Unidos de 2006 que puedes consultar en su formato para divulgación. Y cuyas repercusiones quedan plasmadas en esta infografía:

The Health Consequences of Smoking—50 Years of Progress: A Report of the Surgeon General, 2014

Pero ¿dónde está su parecido a la patata?  Bueno no es tanto a la patata sino a alimentos que como ella son ricos en carbohidratos y que cuando se fríen, hornean o asan a la parrilla forman acrilamida. Los grupos de alimentos más destacados a la hora de contribuir a su exposición son aquellos que se adquieren fritos con base en la patata, el café, las galletas, los crakers, los panes crujientes y el pan de molde.


La acrilamida se encuentra clasificada como “probable carcinógeno para los humanos” por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) en base a estudios realizados con animales que, de momento, no pueden extrapolarse al hombre. Además de cáncer, se ha demostrado que la acrilamida tiene efectos neurotóxicos, aunque la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha determinado que los niveles actuales de exposición a través de la dieta no son preocupantes con respecto a estos efectos.

La acrilamida se forma principalmente en condiciones especiales: alta temperatura -120ºC-; escasa humedad en los alimentos y  la reacción de un aminoácido (la asparagina) con azúcares (glucosa y fructosa).
Es parte de la reacción de Maillard, que es la reacción química que “pardea u oscurece” los alimentos.

La EFSA ha evaluado en 2015 el riesgo por la presencia de acrilamida en los alimentos, habiendo sometido dicha opinión científica a consulta pública y habiendo publicado un informe en el que destaca:
  • Que la acrilamida en los alimentos aumenta el riesgo de desarrollar cáncer para todos los consumidores de cualquier grupo de edad. Los niños son el grupo de edad más expuesto y por lo tanto vulnerable habida cuenta de su menor peso corporal.
  • En base a la exposición actual de los consumidores a la acrilamida, otros efectos nocivos de esta sustancia como sus efectos sobre el sistema nervioso, o la fertilidad masculina no deben ser tomados como una preocupación.
  • Tanto los ingredientes característicos de un determinado producto, así como las condiciones de almacenamiento y su forma de procesarlos (en especial la temperatura a la que se cocinan) influyen mucho en la formación de acrilamida en los alimentos.
  • Los hábitos de cocina en los hogares pueden tener un impacto significativo en la cantidad de acrilamida a la que los ciudadanos estamos expuestos.
Así que siguiendo las recomendaciones de la EFSA podemos evitar su exposición alimentaria mediante:

http://www.neocontaminantes.cl/archivos/manual_casero.pdf  

Como decía en un principio, a veces existen parecidos razonables aunque insospechados en prácticas tan diferentes así el tabaco y ciertos alimentos quedan conectados por una sustancia la que no quiero ni oler.